La primera entrevista (y en mi caso de momento la última) ¡Uff! ¡!Qué nervios!!
La experiencia fue buena, pero se pasa un mal rato. Tardé horas en preparar mi currículum, y en poner todos los cursos que había hecho en la Universidad y cualquier cosa que se me ocurriera poner como experiencia laboral. Al final creo que quedó bien.
Luego vino el problema de la ropa. En la empresa para la que iba a hacer la entrevista iban vestidos de traje, con lo que yo no podía ser menos. Era septiembre, asique opté por ponerme una camisa de manga corta y un pantalón arreglado. Me alisé el pelo y me pinté, pero tampoco mucho, por no parecer una “puerta”.
Me explicaron todas las condiciones que supondría el que yo fuera la elegida para a el puesto de trabajo y me preguntaron que porqué debería ser yo la elegida y qué pensaba que podría aportar al equipo de trabajo. Respondí como buenamente pude, a pesar de los nervios, y alegué que como el puesto era para trabajar cara al público y yo ya lo había hecho no me costaría adaptarme al trabajo.
¿ Si salí satisfecha? Pues sí, fui la elegida y ya llevo un año trabajando para la empresa.
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