Por fin llegó la huelga… una acción que ha llegado tarde pero que ha llegado. Con ella queremos expresar el rechazo de todas las personas que actualmente estamos dentro del mercado laboral (o de aquellos que en un futuro lo estarán), hacia las políticas de recortes sociales y la supresión de los derechos de los trabajadores que han sido decretadas por el Gobierno, bajo la supervisión y amparo de las directrices europeas.
Una huelga que pienso que está bastante justificada, ya que nos toman por seres prescindibles en cualquier momento, con jornadas de trabajo que no serían de buen concilio con la vida en familia, contratos temporales así como sueldos más bajos. Al contrario que en Europa donde los jóvenes están considerados como verdaderos profesionales y recibiendo un salario y un trato justo. Asique ya que el gobierno español consiente y no hace nada por mejorar la situación, es lógico y justo que se tomen medidas como la huelga para manifestar nuestras discrepancias.
Y es que lo que más se critica es el despido por causas económicas. Ya no sólo la empresa puede despedir cuando tenga pérdidas, sino cuando prevea que las vaya a tener. O incluso cuando los ingresos no sean los esperados. Te pagan 20 días y te toca buscarte la vida, porque ellos piensen que la empresa va a tener pérdidas dentro de tres meses.
También se tendrá un control más estricto de las personas desempleadas. Si se rechaza un curso de formación en un plazo superior a 30 días podrás ser sancionado, mientras que hasta este momento, el límite estaba en 100 días.
Los que más beneficiados salen de toda esta reforma (por decir que hay algún beneficiado) son los empresarios que pueden evitar pérdidas de empleo reduciendo tan alegremente tu jornada de trabajo y el salario.
Asique si el jefe se cansa de verme la cara va a tener un poquito más fácil quitarme de encima, podrá bajarme el sueldo o la jornada, o incluso prescindir de mis servicios si observa que en un corto plazo la empresa no obtendrá los beneficios deseados.
